La historia de la educación en México nos demuestra que la educación ha tenido épocas en las que ha alcanzado un mayor desarrollo. A partir de 1905 que Justo Sierra fue nombrado titular de la entonces Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes, impulsó la educación primaria con carácter nacional, integral, laica y gratuita. A él se debe el establecimiento del primer sistema de educación pública en México y el cambio del concepto de instrucción por el de educación. De 1921 a 1924 José Vasconcelos impulsó la escuela rural, la educación de adultos y la creación de bibliotecas públicas. De 1943 a 1946 Jaime Torres Bodet reorganizó y dio nuevo impulso a la campaña de alfabetización, creó el Instituto de Capacitación del Magisterio, organizó la Comisión Revisora de Planes y Programas, inició la Biblioteca Enciclopédica Popular, construyó numerosas instituciones educativas, entre ellas la Escuela Normal para Maestros y la Escuela Normal Superior. De 1958 a 1964 cuando ocupó por segunda vez el cargo de secretario de Educación Pública, inició un Plan de Once Años para resolver el problema de la educación primaria en el país y fundó la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos.
En lo que respecta a la formación de profesores y los procesos para mejorar su calidad, el mismo Torres Bodet, había planteado desde 1944 la necesidad de mejorar los planes de estudio. En este sentido, en la Convención de Saltillo, Coahuila celebrada el 23 de abril de 1944 expresó: ¿Cómo ignorar el hecho de que, en la formación de nuestros maestros, no existiera el tránsito señalado, para otras profesiones, por la enseñanza preparatoria? Semejante falta de transición constituía un error pedagógico incuestionable, ya que la determinación prematura de una vocación como la del educador es un riesgo para la sociedad, pues perjudica a los alumnos y también a los profesores.(SECRETARIA DE EDUCACIÓN PÚBLICA; 1984:16). No obstante, Torres Bodet reconoció que ese planteamiento vendría a reducir la matrícula en las escuelas normales y sin embargo, esta idea quedó latente y en 1969 ante la imposibilidad de establecer el bachillerato en la carrera de profesor de educación primaria, se aumentó un año de estudio, de tres a cuatro. A partir de 1972, con el fin de capacitar a los profesores para continuar estudios en otros niveles, a los egresados se les otorgaba, junto con el título de Profesor de educación primaria, el certificado de bachillerato. Fue hasta 1984 cuando se estableció oficialmente el bachillerato como requisito para ingresar a las escuelas normales. Desde la década de los setentas la política económica de nuestro país y de todos los países pobres, ha estado orientada a conseguir tasas más elevadas de producción, con el supuesto objetivo de dar mejor atención a los desposeídos, sin que esa política haya rendido los frutos anunciados. En este marco, el gobierno mexicano se propuso formar técnicos y en este sentido, la apertura de nuevos centros de producción se ha convertido en una carrera agónica en la que sucumben las esperanzas de los indigentes y se cristalizan las ganancias de los pudientes.(MERANI; 1980: 11). En la década de los setentas se instalaron las instituciones tecnológicas desde el nivel básico hasta el superior, como fue el caso de las Escuelas Tecnológicas Agropecuarias (ETAs), en las cuales se puso en marcha el método de aprender haciendo. El propósito era que el joven, al egresar de esta escuela estuviera en condiciones de incorporarse al mercado de trabajo, generando su propio empleo o continuar estudiando preferentemente en los Centros de Educación Tecnológica Agropecuaria (CETAs). Como complemento de todo lo anterior, en el nivel superior se incrementó el número de Institutos Tecnológicos Regionales. En el caso específico de la formación de profesores también imperó esa visión de formar técnicos para la enseñanza y fue así como los programas de las escuelas normales se sustentaron con los aportes teóricos de la Tecnología educativa que se venía construyendo en Estados Unidos como producto de la industrialización. Actualmente, los acelerados cambios en la economía mundial han conducido al mundo a un proceso globalizador que ha obligado al gobierno mexicano a sujetarse a los requerimientos de los mercados mundiales y a las decisiones de los organismos internacionales que definen el rumbo educativo mundial. Así las escuelas normales han entrado a un proceso de reforma propiciada por organismos internacionales (OCDE, FMI, BM, OMC). Estas escuelas se convierten paulatinamente en el mejor lugar de capacitación de los profesores de educación básica, para ajustarlos al modo de funcionamiento de la sociedad capitalista. En estas instituciones se está instruyendo a los profesores para reproducir el currículum oficial. La escuela normal es el espacio institucional creado para aprender a ser maestro, para adquirir las competencias necesarias para reproducir en los niños y jóvenes los conocimientos y saberes que se encuentran organizados en el currículum. Es importante considerar que estos conocimientos no se dan en el vacío, sino dentro de modelos amplios de poder y control social, en este caso, se dan en el marco de la globalización económica. El modelo de práctica docente de las escuelas normales es el mismo de la escuela primaria; se reproduce en la primaria, pues la educación básica y normal forman parte del mismo paradigma de la modernidad en la cual los valores de los profesores son la eficacia, la productividad, la calidad y la competitividad |
martes, 27 de noviembre de 2012
jaime torres bodet aportaciones a la educacion en mexico
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